La alegría, el buen humor y la energía positiva de los libros en la calle han iniciado el primer finde de la Feria del Libro de Zaragoza 2018. La sesión matinal del sábado 2 ha arrancado con una excelente temperatura y rostros animados, alegres, a ambos lados de los mostradores.
Mientras se desarrollaban diversas actividades en el espacio infantil y los lectores y autores intercambiaban opiniones, dedicatorias y afecto, a las 11 horas ha comenzado en la carpa central la presentación de la obra La vendedora de castañas, de Mariano de Meer. El conductor ha sido José Luis Añaños, de Editorial Pirineo. La charla ha resultado muy divertida, pues el autor se ha valido de sus dotes imitadoras para salpicar su presentación con las voces inconfundibles del humorista Eugenio, de Félix Rodríguez de la Fuente y de José María García. A continuación, ha descrito su novela como una historia nostálgica, cuya protagonista es una niña que debe recoger información sobre una castañera para un trabajo escolar. Es, según él, una cometa de historias cortas que sorprenden al lector.
A las 12 ha sido el turno del libro Manila Hotel, de Jordi Siracusa. Lo han acompañado el presidente de la Asociación Aragonesa de Escritores, Javier Fernández, y el director de Colección Narrativa, Aurelio P. Esteban. Sucesivamente han descrito a Siracusa como un autor capaz de hacer felices a sus lectores, polifacético y creador de un novela que combina el género negro con la novela histórica. Tras la actuación de Hamster Vocal Ensemble, el escritor se ha referido a su libro como una creación ambientada en los años 70, plena de claroscuros en plena represión franquista. Un libro salpicado de humor, respeto y misterio.
La última presentación matinal le ha correspondido a Romero Renau, con la obra Despoblación y abandono de la España Rural: el imposible vencido. Acompañado del director de la Cátedra sobre Despoblación de la Universidad de Zaragoza-DPZ, Luis Antonio Sáez Pérez, han hablado sobre los territorios españoles que se van vaciando, progresivamente, a causa del envejecimiento. Según palabras del autor: Es un libro que recorre el país e intenta ir viendo lo que ha pasado. Como reflexión final, ha dicho que en el medio rural se pueden hacer muchas cosas, y a aquel que diga que en Teruel hace mucho frío, le diría que también lo hace en grandes ciudades como París y Londres.
En horario de tarde
A partir de las 18:30 horas, nuestro encuentro con las letras ha recuperado el pulso. Hasta el momento del aguacero, las presentaciones y la fiesta del libro ha continuado. E, incluso tras él, el público ha regresado a las casetas y, libres de sus plásticos protectores, los ejemplares han vuelto a brillar ante los ojos lectores.
A las 19 horas se ha presentado en la carpa central el libro El prado verde de Jay MacKay, cuyo autor, Sergio Allepuz, ha estado acompañado por Rafael Yuste. En formato diálogo entre ambos, se ha descrito como un novela de tono juvenil apta para cualquier edad. Ambientada en los años 80, con gran variedad de conflictos generacionales en sus páginas y fiel al estilo literario que defiende su autor: claro, natural y que cuenta lo que tiene que contar, sin alargarse innecesariamente, es un texto de fácil lectura y capaz de dibujarnos una sonrisa permanente.
En paralelo, los niños han disfrutado en el espacio infantil de un taller de cómic de acción con Ertito Montana. ¡Les ha encantado!
El joven sin alma, de Vicente Molina Foix, fue presentado a las 20 horas. Ramón Acín ha conducido este acto, describiendo el libro como una importante visión de la España del pasado y una realidad vital y cotidiana del autor. Vicente se ha extendido, sobre todo, al contar cómo elige sus títulos, los cuales piensa mucho y decide antes de escribir el libro.
La jornada sabatina ha concluido con una última presentación, la de Resistencia del aire, de Fernando Aínsa. Miguel Ángel Yuste, con un envolvente tono cariñoso y emotivo, ha definido a este escritor como un autor nostálgico de la memoria, capaz de aplicar un lenguaje poético en sus creaciones. Un humanista renancentista de los tiempos modernos. Aínsa ha confesado haber sentido la necesidad de escribir poesía, después de haber trabajado en otros géneros, a raíz de una enfermedad pasada en 2004. Y ha concluido el evento leyendo su poema Bodas de oro.
Y, china chano (que se dice en Aragón), así ha terminado el primer sábado de Feria.