Es posible que mañana un señor de Cáceres compre un libro online. Es posible que ese libro se prepare para viajar por mensajería desde la trastienda de una librería zaragozana. Es posible que esa conexión entre lector y librería se haya hecho en la plaza del Pilar de Zaragoza, en una soleada mañana de junio, mientras el señor de Cáceres visitaba la ciudad. La Feria del Libro de Zaragoza es eso, es un espacio de contacto entre lectores y libreros que invita a volver. A la feria, y a la librería física y online.
“Somos una librería especializada y por eso, tenemos que salir a buscar al lector. Empezamos a ir a la feria hace un par de años y lo que nos motivó el atraer nuevos clientes”, explica Gonzalo González, librero de Milcomics. ¿Y eso cómo se consigue? “Haciendo una buena selección del material que llevas a la caseta, presentando cosas que atraen al lector, que son las pueden encontrar en un centro comercial, pero presentándoles también los libros que nos caracterizan –en su caso, fantasía, ciencia ficción- que les hagan conocer quiénes somos”.
La feria es, en definitiva, una manera de crear un puente entre el público y los libros. “Nos sirve para presentar las actividades que hacemos en la librería, y es algo que vemos que funciona. El chaval que se acerca al stand atraído porque hay un dibujante de superhéroes, que se entera de que la semana que viene tenemos al youtuber más relevante del mundo Marvel, viene a la semana que viene a la librería para su charla, y ya nos conoce”. Lo que se llama crear nuevos públicos.
También ayuda tener un espacio abierto en la feria, en el que no hay puertas, donde los clientes pueden dar el paso de ojear y hojear los libros en la calle. La cercanía de la feria rompe ciertas barreras, y sirve a las librerías para darse a conocer y atraer al paseante. Paco Goyanes, de Librería Cálamo, opina que “el trabajo de la feria es muy diferente de la librería, tienes que recomendar, orientar al lector. A diferencia de en la librería, aquí la gente está de paso, no viene con una idea prefijada de lo que quiere comprar”. Aquí es donde el librero tiene que poner en marcha todas sus dotes de prescriptor.
Las firmas son otras de las claves que convierten a la feria en un espacio atractivo para los lectores. “Les traemos una oferta de lectura muy completa, y además la feria nos da la oportunidad de traer a autores muy en boga, y darle la oportunidad al lector o lectora de hacerse una foto con sus autores de cabecera, algo que revaloriza la experiencia de llevarte el libro”, dice Irene Berberana, de la librería Siglo XXI. Ella ha tenido en su caseta a Alejandro Corral, Ana Punset o Itziar Miranda, David B. Gil… Las firmas son tan relevantes para Siglo XXI que desde principio de año se trabaja para preparar el cartel.
“Para nosotros la feria es una exposición, no solo de libros, sino de autores, y para nosotros es muy importante su presencia”. Cálamo ha tenido este año en su cartel de firmas nombres como los de Isaac Rosa, Joaquín Berges, Margó Venegas o Samar Ahmad Jimeno. El momento de la firma crea un espacio de contacto directo entre el autor y el lector que no es comparable con una presentación o una charla. Una memoria que permanece, y que hace volver.
Cálamo, Milcomics, Siglo XXI, Comics el Coleccionista, Fnac, Albareda, Antígona, Central, La Pantera Rossa, París o Wodan son las librerías que van participando año a año en la feria. Para Goyanes “es un compromiso con el gremio y con la nueva orientación que desde hace unos años se ha dado a la feria. Es nuestra forma de estar con compañeros de nuestro sector”. González cree que es una apuesta que ha de mantenerse en el tiempo. “Si todos los actores del libro perseveramos y no nos descolgamos, en unos años tendremos una feria a la altura de las más grandes”.
La Feria del Libro de Zaragoza 2019 echa la persiana hasta el próximo año, pero los libros siguen estando en las librerías, donde siempre se puede volver.